Los 75 años De IPH

Cables de acero

 

En los años ‘40 era un taller en el fondo de una casa de Paternal. Hoy se ha convertido en una empresa de proyección global que se ha consolidado como uno de los mayores referentes en la fabricación de cables de acero en Latinoamérica. 

 

Seguramente, el Sr. Ítalo Percossi no se imaginó nunca que el alambre que fabricaba en la pequeña empresa familiar instalada en los fondos de su casa en 1949 se iba transformar en gruesos cables de la marca IPH, que hoy traccionan los ascensores del emblemático Empire State Building en Nueva York.

 

 

Y no solo se trata de cables para ascensores. Pero éstos son una parte de la enorme producción de esta empresa que está ubicada en la localidad de San Miguel, Buenos Aires. En su planta de 45.000 metros cuadrados cubiertos con capacidad de producción mensual de 1500 toneladas, se combina una tecnología de avanzada, recursos humanos altamente calificados  y un sistema de gestión de calidad certificado bajo las principales normas internacionales para fabricar  todos los componentes del cable de acero, desde la fabricación propia de alambres, almas de fibra y acero para sus cables, hasta bobinas de madera o acero, y packaging, según los requerimientos específicos de sus clientes. Este Modelo de Integración resulta clave en la optimización de diseños, versatilidad y sustentabilidad productivas y aseguramiento de la calidad del producto final.

 

En sus dos modernos centros de servicios y ventas, ubicados en Buenos Aires y San Pablo, Brasil. IPH posee un amplio stock de producto terminado. También cuenta con instalaciones para la fabricación de eslingas para múltiples aplicaciones, hace fraccionado de bobinas, acondicionamiento final de producto, certificación y ensayos de laboratorio, ofreciendo al mercado la más integral y segura propuesta en soluciones para el izaje y movimiento de cargas.

 

 

De un pequeño taller al mundo

 

El Sr. Juan José Percossi, titular de IPH, es el hijo de Ítalo, quien llegó de Italia con su familia a los 12 años y fue el que dio inicio a esta tradición metalúrgica. Ítalo llegó de Italia en los años ‘30, quedando él y sus hermanos huérfanos de ambos padres a muy temprana edad. Empezó a trabajar desde muy chico en una herrería, al mismo tiempo que se desempeñaba en un puesto del ferrocarril, donde ya había trabajado su propio padre. De esta forma ayudaba a todos sus hermanos y fue adquiriendo la gran experiencia que luego volcó en su propia empresa.

 

Más adelante, en los años ‘40, y casado con su mujer Italia, madre de Juan José y Ana María, compraba hierro usado en las obras en demolición, lo enderezaban con el martillo y lo trefilaban, utilizando un motor de automóvil como tiro y una planchuela de acero agujereada como trefila. De esta manera producían alambre y lo vendían en el mercado. Esa fue la primera incursión en la industria del alambre del Sr. Ítalo Percossi.

 

Mientras su padre trabajaba, Juan José estudiaba en la escuela industrial, y acumulaba más experiencia con los “fierros”. Tanto es así, que apenas terminó sus estudios secundarios, se fue a trabajar con su padre, impaciente por hacer cosas. Pusieron un taller de soldadura y también una ferretería industrial atendida por la madre y la hermana de Juan José.

 

En 1958, don Ítalo volvió a fabricar alambre, pero esta vez fue a lo grande.

 

 

IPH de Ítalo Percossi e Hijos

 

“La empresa prosperó y llegó a construir un galpón de unos ciento cincuenta metros, en la calle Rodríguez Peña, del partido de San Martín. Mi padre, con mi colaboración, fabricaba sus propias máquinas”, narra Juan José. “Trabajábamos abajo y teníamos nuestra casa en la planta superior. Allí fueron los comienzos de IPH, acrónimo de Ítalo Percossi e Hijos.”

 

En 1963, a sus 19 años, Juan José Percossi se hizo cargo de la empresa cuando su padre quedó hemipléjico después de sufrir un accidente cerebrovascular.

Como no ganaban lo suficiente con los alambres, empezaron a orientarse a la fabricación de cables de acero. Instalaron las primeras cableadoras que les permitieron llegar a producir los primeros cables para frenos de bicicleta.

 

 

Fueron creciendo sin prisa pero sin pausa, comprando nuevas máquinas y nuevos terrenos y galpones para ubicarlas. En los años ‘70 instalaron equipos para la fabricación de cables de hasta dos pulgadas, para las industrias del petróleo, el gas, la minería y para ascensores.

 

 

En el 2001 se produce el ingreso de la tercera generación familiar a la empresa.

 

La Planta de San Miguel

 

A comienzos de los ‘80, habían incorporado varias máquinas importantes

 

que compraron a una empresa alemana y la fábrica de San Martín les quedó chica.

 

Tuvieron la suerte de encontrar un terreno en San Miguel a un precio excelente y lo compraron. Fue el inicio de la planta actual de IPH, un predio de 40.000 m² con 5.000 m² cubiertos. “Para mí, que estaba acostumbrado a desarrollar la actividad en 2.800 m², era un lugar gigantesco, comenta Juan José, ni sabía cómo iba a poder llenarlo de máquinas y mercadería”.

 

Tras trabajar en ambas plantas durante algunos años, en 1987 la empresa se mudó definitivamente a San Miguel y ya la plantilla de empleados llegaba a 40. Por suerte, Don ítalo, que falleció en 1987 pudo llegar a ver la nueva planta en funcionamiento.

 

 

Expandiéndose a Brasil

 

A fines de la década de los ‘80, el gobierno de Alfonsín le otorgó a IPH un crédito a tasas bajas con lo que pudieron adquirir en Italia una máquina “revolucionaria” que aumentó exponencialmente la producción.

 

El mercado interno no bastaba para absorber tanta producción.

 

En ese momento Juan José Percossi se dijo a sí mismo que el único mercado grande que había en la región era el de Brasil.

 

En 1991, instalaron su oficina en San Pablo, una tarea que fue ardua hasta que al fin pudieron hacer pie y comprobar que el paso que habían dado era correcto. Las exportaciones a Brasil los ayudaron a superar la crisis de 2001, cuando el mercado argentino estaba completamente deprimido. “Como en Argentina no se vendía nada – señala Juan José Percossi – tuvimos que acordar con nuestros doscientos empleados que se quedaran en sus casas, incluso cobrando el sueldo y que ese tiempo lo devolverían a la empresa trabajando horas extras cuando se recuperase la demanda. Fue una estrategia que favoreció a todos y nos permitió capear el temporal. “Destaco como siempre la invalorable colaboración de todo nuestro personal, que nos acompañó en ese entonces y hoy sigue acompañando a lo largo de la historia”.

 

 

IPH, en el Siglo XXI

 

A comienzos de este siglo, IPH consolidó su perfil exportador. Hoy exporta el 45 % de su producción, a 30 países en los cinco continentes.

 

 

“IPH tiene una vocación global, más allá de nuestro liderazgo en el mercado argentino, nuestros altos estándares de calidad permiten que gran parte de nuestra producción se distribuya en todo el mundo. Nuestros principales mercados son Brasil y Estados Unidos, además de Latinoamérica y Europa” acota Juan José.

 

 

Actualmente los cables de IPH funcionan en los elevadores de edificios icónicos como Rockefeller Center, Torre Willis de Chicago y luego el One World Trade Center, entre otros. Esta presencia global es un testimonio del compromiso de IPH con la calidad, la innovación y la excelencia en todos los aspectos.

 

CABLES QUE FABRICA IPH

  • Cables de acero de alta performance
  • Cables de acero para ascensores
  • Cables de acero para la industria pesquera
  • Cables de acero para minería
  • Cables de acero para petróleo & gas offshore
  • Cables de acero para petróleo & gas onshore
  • Cables de acero para transporte por cable
  • Cables de acero para uso general
  • Instalación y mantenimiento. Cables de acero para ascensores
  • Eslingas de cables de acero FUNILING
  • Lubricantes para Cables de Acero FUNILUB®
  • Eslingas sintéticas PROCINTA®
  • Soluciones IPH®
  • Crosby®-IPH®
  • Catálogo CROSBY®
  • Accesorios LINKED®
  • Dispositivos de izaje CÓNDOR®
  • Sistema de Lubricación
  • Eslingas PROCINTA® TPR

 

IPH fabrica cables para los siguientes usos en ascensores:

• Ascensores convencionales
• Ascensores de alta velocidad
• Ascensores de gran exigencia
• Cables para limitadores de velocidad

Todos estos cables pasan por ensayos de tensión elongación en bancos de ensayos de tracción, donde se controla la carga de rotura, la reducción del diámetro bajo carga y la elongación, y por control dimensional del producto terminado, que aseguran la regularidad de diámetro.

 

Los productos IPH están a la altura de las más grandes exigencias internacionales, ya que la compañía fabrica y certifica sus productos bajo norma ISO 4344 proporcionando de esta forma características constructivas

Para mayor información entre en https://www.iphglobal.com/ar/es