EMPRESAS ARGENTINAS
Alejandro y Marcelo Graziuso son los titulares de Ascensores Graziuso, empresa fundada en 1985, ubicada tradicionalmente en el microcentro donde tienen gran parte de su clientela. En esta nota conoceremos más sobre su trayectoria y su presente en la industria del ascensor.
Ambos hermanos llegaron a la Argentina desde Uruguay, donde nacieron y se formaron en la empresa de su padre, Domingo Graziuso , quien a su vez aprendió el oficio en la pionera empresa Ascensores Adámoli.
Revista del Ascensor:- Hace años estaban ubicados en la calle 25 de Mayo, ¿no es cierto?
Marcelo Graziuso:– Sí, teníamos una oficina, y hace unos años nos mudamos acá, a Corrientes 753, Of. 74. Gran parte de nuestros clientes están por esta zona, ellos hicieron que tomáramos la decisión de tener la oficina en el centro para mejorar el servicio. Antes estábamos en 25 de Mayo, pero el taller lo tenemos en Lanús. Aquí en el centro tenemos la oficina administrativa y la base de operaciones técnicas donde contamos con repuestos que necesitamos tener a mano y el lugar donde se capacitan nuestros empleados en la parte de seguridad, para lograr un servicio adecuado a las necesidades del cliente. En el taller se hace la capacitación técnica y todos los trabajos mecánicos y de herrería, también acopiamos máquinas, repuestos, guías y cables.
R del A.: ¿Quiénes son sus clientes?
M.G.:- Atendemos muchos hoteles, universidades, colegios privados de Capital y provincia de Buenos Aires, donde también hemos instalado ascensores. Otras provincias donde hemos realizado instalaciones son: Mendoza, Misiones, Jujuy, Neuquén, Salta, Tucumán, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y la ciudad de Bahía Blanca.
Alejandro Graziuso: – Hemos reciclado una cantidad de edificios emblemáticos como por ejemplo de Av. de Mayo; hemos cambiado las máquinas y los controles para proveer estos ascensores con tecnologías más modernas. Es la cuadra que va desde San José a Sáenz Peña. Son edificios con cúpulas que miran al Congreso. Fue una obra muy importante, tanto es así que se publicó la novedad en los diarios.
R del A.: – Evidentemente tienen una importante formación para llevar a cabo esa tarea. ¿Cuándo comenzaron en esta actividad
A.G.:- Yo llegué a la Argentina desde mi Uruguay natal en el año 1984. Soy el hermano mayor.
R del A.: – ¿Fueron los primeros de la familia en esta actividad?
A.G.: – Nuestro padre empezó en Uruguay, en la década del ‘50. Comenzó a trabajar en Adámoli, una conocida empresa uruguaya de ascensores. En el ’81 fundó su propia empresa, TEA. Yo trabajé un tiempo con él, pero a los 18 años me vine a Buenos Aires. Marcelo todavía era chico y se quedó en Uruguay.
R del A.: – ¿Cómo fueron sus comienzos en Argentina?
A.G.:- Trabajé durante un tiempo corto en una empresa chica y luego entré en Guillemí. MAE donde trabajé muchos años hasta el ‘95 en que fundamos Ascensores Graziuso SRL.
M.G.: – Nosotros empezamos a trabajar juntos en la S.R.L en el ‘95.
R del A.:-¿Cómo están ahora las cosas en la actividad?
A.G.:- Hoy prácticamente no estamos haciendo modernizaciones, uno se sostiene por la espalda que tiene de tantos años de trabajo.
R del A.: – ¿Tienen muchos abonos?
M.G.:- Tenemos unos 700 ascensores en mantenimiento. Pero tenemos consorcios donde hay ascensores parados. Se quema un motor, o un variador se rompió y no lo arreglan. Son trabajos de millones de pesos y tienen que juntar la plata. Y no se crea que esto sucede en barrios humildes, hablamos de Recoleta.
R del A.:- ¿Se puede saber cuánto cobran el abono?
A.G.:- -Estamos en 130.000 pesos y hemos perdido muy pocas máquinas. Haciendo el cálculo de las bajas y las altas el balance es positivo. Nos dedicamos 100% al ascensor. Lo que la gente paga es la trayectoria, nadie paga mucho a un conservador nuevo.
R del A.: ¿Por qué creen que mantienen su vigencia y esa gran cantidad de máquinas?
A.G.: – Hemos ganado una buena reputación, por el servicio que damos. Pensamos que hay que encarar el trabajo como empresarios, no como comerciantes, matándonos por los abonos, comprando a 10 y vendiendo a 11. Nosotros somos empresarios, se trata de trabajar bien. Creo que nosotros debemos ser de las empresas que más cobramos.
M. G.: –Trabajamos bien, preocupándonos porque los ascensores no tengan fallas y no haya reclamos, solucionamos equipos que son de terceros muchas veces. Y eso lo hacemos hasta con el ascensor más simple, para que se note la diferencia. Además tenemos un equipo de gente muy bien preparada. Algunos de los que manejan los reclamos, están con nosotros desde hace 30 años. De otras empresas los han tentado para contratarlos y no lo han logrado. Son excelentes, y atienden todo tipo de ascensores, equipos electrónicos. Hasta los encargados, si algún administrador nuevo nos quiere cambiar nos defienden y dicen: Mirá que la gente de Graziuso sabe. Se dan cuenta porque vienen otros técnicos y empiezan a dudar, no saben solucionar los problemas. Puede haber mejores conservadores que nosotros, pero el tema es la dedicación. Si tengo que perder, se pierde, pero siempre se responde. Vos no podés fallarle en la confianza a un cliente, porque una vez que fallás lo perdiste para siempre.
Antonella Graziuso que estuvo presente en la reunión acotó que las guardias son de 24 horas reales, en las que siempre se responde ante cualquier eventualidad.
R del A.: – ¿Si el ascensor está para ser clausurado cómo proceden?
M.G.: – Cuando no es algo urgente hay que avisarle con tiempo al consorcio, para que vaya preparándose para un arreglo importante como puede ser el cambio de los cables y el torneado de las poleas, por ejemplo. Hay que tratar esos temas con tiempo.
R del A.: – ¿Uds. instalan?
M.G.: – Nuestro fuerte es el mantenimiento y la modernización. Pero hemos instalado en todo el país. Justamente hace poco hemos venido de Bahía Blanca donde instalamos para el Banco Macro ascensores y monta dinero, también lo hemos hecho en Neuquén para ellos.
A.G.:- Tenemos torres de 30 pisos, edificios en Puerto Madero.
R del A.: – ¿Uds. piensan trabajar bajo normas?
A.G.: – No nos parece muy serio todo eso. A veces se hace por marketing, pero hay que renovarlo todos los años y no sé quién lo renueva. Todo lo que se hacía para probar los componentes de seguridad en el INTI por la Resolución 897 está parado también porque hay desentendimientos entre el Gobierno de la Ciudad y el IRAM.
M.G.: – Hay equipos de ascensores fabricados bajo normas europeas de sus casas centrales, pero muchas veces no se instalan bien. Hay arquitectos que tampoco saben del tema. A nosotros nos llaman para corregir instalaciones nuevas. Hay cosas mal hechas como poner cables por afuera, los marcos de las puertas mal colocados. Al meterse adentro del hueco se ven mal instalados. Y si están mal instalados pueden pararse por tema de puertas.
A.G.: -Ahora con respecto a las normas de instalación o de mantenimiento, sería bueno que las municipalidades de la provincia de Buenos Aires, al menos, unificaran criterios en las dimensiones de las cabinas y los pasadizos, para facilitar el trabajo de los instaladores y de los arquitectos.
R del A.: – Es la primera vez en los años en que hacemos notas a colegas suyos, en que alguien nos hable de que encuentran ascensores mal instalados.
M.G.:- Las empresas multinacionales instalan bien, pero hay empresas nacionales que los tiran adentro de los huecos.
R del A.: – ¿Qué piensan con respecto a la seguridad del ascensor?
A.G.:- En los últimos años la seguridad ha crecido. Además, la empresa visita al edificio al menos dos veces por mes, o tres, porque va el ingeniero, pero también va el engrasador y se hace una revisión mensual con lo cual todo redunda en más seguridad.
R del A.: – ¿Qué piensan del control de los ascensores a distancia?
M.G: – En los grandes edificios siempre hubo formas remotas de control, y las empresas multinacionales también lo tienen hoy día. Nosotros no lo usamos porque los consorcios no invierten en eso. En los años ‘80 los edificios más o menos buenos tenían teléfonos en las cabinas de los ascensores. Eran teléfonos de línea, eso lo tenía Acelco, Guillemí: Hoy eso sería imposible. Europa exige eso.
A.G.: – Extraño un poco las épocas en que nos ayudábamos entre nosotros; ahora pareciera que cada uno atiende su juego, la tecnología nos ha separado.
R del A.: – Ya van 40 años de profesión en su caso, Alejandro.
A.G.:- Sí, digo 40 porque yo acompañaba a mi padre en las guardias, de muy joven. Pero como Ascensores Graziuso van 30.
R del A:- ¿Cómo ven el futuro de su empresa?
M.G:- Yo tengo dos hijas. Antonella trabaja con nosotros y también tengo a mi sobrino, hijo de mi hermana que trabaja como operador.
A.G.:- Tengo mis dudas del futuro de la profesión de conservador. Van a inventar algo, ya algunos lo están pensando para crear una especie de sistema Uber para ascensores, donde un mismo operario atienda ascensores de distintas empresas, no sé cómo seguirá eso. Supongo que será una solución al problema de la escasez de buen personal, idóneo y bien formado.
R del A.:- ¿Cómo es eso?
M.G.:- Ya pasa en Europa, un mismo técnico trabaja para 4 ó 5 empresas. Los empleados pueden trabajar para varias empresas al mismo tiempo. Hoy día las guardias muchas veces se subcontratan, los empleados de las empresas en general ganan muy poco, en comparación con lo que se ganaba hace muchos años.
A.G.:- Recuerdo que con los dos primeros sueldos en Guillemi, les alquilé una casa de veraneo en Atlántida a mis padres.
R del A.:-¿Nunca añoraron volver al Uruguay?
A.G.: – El único momento tremendo fue el 2001, después zafamos. Y hoy nos sentimos argentinos.
R del A:- ¿Uds. estaban en otra Cámara y se asociaron a C.E.C.A.F? ¿A qué se debió el cambio?
A.G.: – Porque a pesar de instalar, nuestro fuerte es el mantenimiento, la conservación, y no somos fabricantes. La C.E.C.A.F. nos respalda como sector.
R del A.:- Uds. participaron de la reunión “cumbre” que realizó el 1° de junio de este año, convocada por Conservadores Unidos, ¿qué conclusiones sacaron?
M.G.: – Concordamos en general que mantener la calidad del servicio es prioridad y para que esto ocurra se debe cobrar lo que corresponde por él, todos queremos la competencia para ser mejores, esto lamentablemente hoy tiende a la baja y nosotros aspiramos a que sea hacia arriba. Somos profesionales en el mantenimiento, no comerciantes del rubro.