El 22 de septiembre pasado se llevó a cabo en la Ciudad de La Plata, el 8° Congreso de de la Federación de Asociaciones y Cámaras de Ascensores de la República Argentina organizado en estrecha colaboración con la Cámara de Ascensores y Afines de La Plata. La Federación, que ha llegado a sus 21 años, realiza este Congreso desde el año 2009.
En este 2023, y después de la pausa que impuso la pandemia y su secuela, se reencontraron, en una ambiente de gran confraternidad y alegría, los representantes de las Cámaras de Ascensores de Córdoba, Rosario, el Litoral, Mar del Plata, Mendoza, La Plata y las dos cámaras porteñas, CECAF y CAA. Acudieron también al evento gran cantidad de conservadores, fabricantes y administradores de consorcios, para tratar los temas de mayor actualidad: “La economía en tiempos de elecciones”; “Los costos y la definición de precios”; el tema de los Seguros y las estrategias para una Gestión exitosa de la empresa. Todas las ponencias fueron escuchadas con sumo interés, y la participación de la audiencia fue muy activa.
Este Congreso Nacional del Transporte Vertical fue declarado “Evento de Interés Turístico” y se llevó a cabo en la sede del Hotel Howard Johnson Plaza Convention Center & Spa de la ciudad de La Plata.
Después de una breve introducción del presidente de la Cámara de La Plata, Jorge Yip, en la que agradeció a la Federación por confiar en los platenses para la organización del evento y se congratuló por la presencia de sus colegas, le cedió la palabra al Ing. Ernesto Espoille, actual presidente de FACARA, que presentó al primer disertante de la jornada, Fernando Marull.
Fernando Marull: ¿cómo llegamos hasta las elecciones de octubre?
Fernando Marull, economista, titular de la consultora FMyA, ex funcionario del Ministerio de Hacienda de la República Argentina, ex profesor universitario, y actual columnista económico en reconocidos medios nacionales e internacionales, anticipó que se vienen seis meses difíciles, más difíciles de lo que hemos visto hasta ahora. Pero la idea es ser optimistas, y para ello hay que hacer las cosas bien, recalcó en varias oportunidades durante su exposición.
Mediante la proyección de gráficos fue mostrando el descenso de nuestro PBI per cápita. Desde 2010 Argentina está en franco descenso comparándonos con Chile, explicó. Antes no se notaba tanto porque no había inflación. Se pasó del 5% hace veinte años, hasta el 120% que llegará a 200% acumulado a fines de 2023. El motivo siempre se repite: El déficit fiscal, la maquinita como se dice popularmente. En 50 años Argentina nunca ahorró. Bajarlo sería parte de la solución y se supone que está contemplado en el plan de estabilización de los tres candidatos. En este momento Argentina no destruye empleo pero está estancada; el problema es que los ingresos no alcanzan por la inflación. Hay un sector que viene más o menos empatando con la inflación, mientras que 30% de los trabajadores que están en la informalidad están muy lejos de lograrlo. Hoy el salario en dólares de la Argentina oscila en unos 400 dólares; en 2017 era de 1800.
Siempre optimista, Marull insistió en que, a pesar de esta crisis de los últimos cinco años, si se hacen las cosas bien, tal como arreglar los temas fiscales, quitar el cepo cambiario y eliminar la brecha del dólar, entre otros ítems, se puede mejorar a partir del segundo semestre de 2024.
En medio de todo este desarreglo apareció un factor al que no se le daba mucha importancia que es el concepto de casta, introducido por Javier Milei, con el que la mayoría de la gente coincide. El origen de ese concepto está relacionado con el tremendo gasto del Estado y de la política, que creció exponencialmente en los últimos veinte años. La cantidad de cheques que emite el Estado en ayuda social se triplicó, mientras que el empleo privado está estancado. Esa economía cansada y agotada es lo que se notó en los resultados de las PASO.
Planes económicos
Hoy los planes económicos de los tres candidatos son muy similares. Hay que arreglar los temas que se nombraron más arriba y que han detonado la economía.
El plan de Milei, que hasta hoy pareciera ser el más probable, por las encuestas, es el que genera mayor incertidumbre. La dolarización, ¿se podrá hacer? Esa promesa es muy difícil de cumplir, según asegura Marull, y la mayoría de los economistas. El plan “motosierra” para bajar 15 puntos de gasto parece inviable si consideramos que el presupuesto nacional es de 18 puntos del PBI; sería como llegar a casi 0, cuando 8 puntos corresponden a las jubilaciones. Eso es lo que está prometiendo, pero los números no dan. Eventualmente, si busca hacer la reformas fiscales y cambiarias, uno lo que tiene que imaginar es que las exenciones fiscales, como las de Tierra del Fuego, no las van a sacar. Además es muy difícil que bajen impuestos en el primer año. Lo que quiero decir -explicó-, es que la baja del gasto fiscal va a ser muy moderada.
Sí podemos ver novedades o cambios en el sector cambiario. Siguiendo con su idea optimista de que todo se haga bien, Marull aseguró que el SIRA va a desaparecer el año que viene. Lo que uno tiene que imaginar en noviembre, un mes de cambio antes de que llegue el nuevo gobierno, es que va a haber un salto del dólar oficial buscando la unificación cambiaria, advirtió. Ocampo busca unificar el tipo de cambio; el oficial se va al precio del blue en diciembre, por eso la inflación va a ser muy alta. Volvió a repetir que el nivel de urgencia es tal, que los tres candidatos van a tener que hacer lo mismo. El tema cambiario y fiscal no da más, ni por el lado de los importadores, ni por el de los exportadores. Serán seis a diez meses de tensión cambiaria, de mayor inflación, pero eso es parte de la solución. En diciembre con la eliminación de los cepos y la brecha cambiaria habrá un shock mayor del que hubo en 2015, la economía ahora está más deteriorada que en ese entonces.
Tanto Bullrich como Milei saben que tienen que arreglar todo rápido, porque en febrero hay otros vencimientos de deuda en pesos. Lo segundo es la cosecha que empieza a entrar en abril. El rebote de la cosecha hay que hacerlo con un dólar nuevo y un mercado cambiario ordenado; ya no se puede admitir otro dólar soja. Si así fuera, el rebote de la cosecha no va a aparecer y el plan económico empezaría mal.
Todos los problemas que tienen los empresarios con respecto a la caída de la demanda, o de no saber qué hacer con los pesos, se resolvería de esa forma. De lo contrario el problema se seguiría postergando y empeorando.
En 2023 la caída del PBI terminará en un 3%, la inflación acumulada será del 204%, si se incluye diciembre con el dólar oficial a 672 para lograr unificación cambiaria.
Con todo lo anterior, bien hecho, en seis meses la inflación de 2024 va a ser menor y el PBI va a dejar de caer.
El volumen va a ser muy recesivo hasta febrero; con el dólar oficial más alto en diciembre, los que tienen SIRA oficial a pagar en enero, deberán abonarlo a 700 pesos, ya que no existirá más a 350. La palabra SIRA desaparece ya que si se ajusta el precio del dólar y se desarman todas las prescripciones de importaciones, no tendrá razón de ser.
En 2024 hay grandes oportunidades de mejorar pero hay que aprovecharlas. Tendremos un superávit de 20.000 millones, de lo cuales 18 mil provendrán de las cosechas, por supuesto que con un nuevo dólar. La energía está de parabienes; tanto Vaca Muerta como el litio darán grandes dividendos; este último aportará 2.000 millones de dólares a la arcas del Estado. Pero para poder lograr esta mejora, la política se deberá moderar, tendrá que haber más debate, y a eso ayudará el cambio de fuerzas políticas que se han emparejado tanto en el Congreso como en las provincias.
Otro factor positivo es que las provincias están bien ordenadas fiscalmente, no hay ninguna con déficit y las que se dedican a la minería, las petroleras y las que reciben turismo están en muy buena situación. El precio del dólar ha facilitado la afluencia de turismo limítrofe proveniente de Chile y Uruguay, también de Brasil. En todas esas provincias los años de crisis se han podido esquivar bastante bien.
Ariel Crespo: ¿Por qué nos cuesta tanto darle valor a esto que nosotros hacemos y vendemos?
Ariel Crespo, consultor y facilitador internacional, titular de la consultora Ensayo y Error, con clientes en más de seis países de Hispanoamérica, llevó a cabo una exposición con un ritmo interesante y sostenido, dejando en el auditorio una serie de ideas muy positivas para mejorar la gestión y el resultado de sus empresas.
La charla se orientó a la pregunta “cómo me valoro”, relacionada con la forma en que valoramos las cosas que hacemos y vendemos, ya sean productos o servicios. Y con esto se refirió a qué estamos vendiendo, cómo lo estamos vendiendo y principalmente a quién se lo estamos vendiendo.
La pregunta del millón es saber ¿por qué nos cuesta tanto darle valor a esto que nosotros vendemos?
Hay alrededor de 900 prestadores de servicio del rubro del ascensor en el país. ¿Qué va a pasar el día de mañana con ellos?, se preguntó el consultor. Siempre nos han enseñado que una empresa cae por culpa de otra empresa. Sin embargo hay muchas más empresas que caen a causa de una crisis propia, por malas decisiones o malas gestiones.
Una crisis es una situación grave o decisiva, que pone en peligro un proceso. Teniendo en cuenta esto, lo que tenemos que pensar es que la crisis va a afectar a las empresas menos fuertes, a los prestadores de servicios independientes, a los monotributistas, a las personas que menos solidez organizacional o financiera tengan.
En todo el mundo, el 90% de las empresas cierran antes de los dos años. No pensemos que eso sólo sucede en Argentina, advirtió. En Argentina cierran 8 de cada 10 al llegar al año. Hay algo que depende de muchos factores.
El abono que venden los conservadores de ascensores es algo obligatorio, pero si se entra por una batalla de precios, indefectiblemente se va a perder; quizá no se pierda la batalla, pero sí la estabilidad de la empresa con los ingresos bajos que vamos a tener, concluyó.
El trabajo no debe estar depositado en la competencia si no en nuestro buen servicio.
¿Qué pasa cuando no concretamos una venta? Muchas veces es una oportunidad mucho más importante para pensar y aprender, que cuando la concretamos. Debemos pensar que el servicio vale, no que es caro.
El cliente que se va por servicio no vuelve nunca.
Si nos vendemos por el precio, siempre va a existir alguien que cobre menos:
- Mi servicio es mi justificación. Lo bueno tiene un precio, eso se paga.
- No hay que mezclar los gastos personales con los de la empresa. Mi sueldo es un costo para la empresa.
- Mi precio no es mi costo.
- La inflación es un pantalón ajustado. El entrenamiento que tenemos que tener con respecto a la inflación es estar atento, no podemos mantener un costo durante cuatro meses para tener una ventaja competitiva.
- Revisa tu brecha de éxito, y eso no debe ser subjetivo. La brecha de éxito tiene que ver desde donde se mira la expectativa. Si tenemos la expectativa del cliente en un nivel, y nosotros estamos por debajo con la realidad y miramos desde abajo la expectativa del cliente esa es la brecha del fracaso. Si estamos por arriba de la expectativa y superamos la realidad, esa es la brecha del éxito. El éxito tiene un precio, y tiene un valor. Entonces, para que se pueda mirar la expectativa del cliente desde arriba y saber y poder controlar los costos que se tienen, se deben tomar en serio los números con los que se está trabajando y no pensar nunca que la pelea es por el precio, porque la podemos ganar hoy o la podemos ganar mañana, pero a la larga por el precio no se gana.
Juan Martín Luciani: ¿Por qué la empresa conservadora debe contar con un buen seguro de responsabilidad civil profesional?
El Dr. Luciani es abogado especialista en temas de consorcios y seguros y profesor del tema en instituciones privadas. Es broker de seguros, conductor del programa radial “Profesionales de Consorcio” y también administrador de consorcios.
Para explicar la razón de ser de un seguro, que es obligatorio por ley, y la dinámica de las responsabilidades cuando ocurre un siniestro, Luciani tomó como caso testigo, la muerte de una bebita en un ascensor de un edificio del barrio de San Telmo. En ese accidente la niña perdió la vida cuando el ascensor funcionó con puerta abierta. El Dr. Luciani se refirió a las responsabilidades de cada actor relacionado con el ascensor y aquello que cubre el seguro y lo que no cubre:
- Responsabilidad del consorcio (vivienda, shopping, oficina que es el dueño de la cosa, el principal responsable).
- Responsabilidad del representante legal del consorcio que es el administrador.
- Responsabilidad de la empresa conservadora y del representante técnico.
- Incidencia del Consejo de Copropietarios.
El siniestro del que venimos hablando abrió un abanico de muchas responsabilidades, de diferentes personas y en cada persona más de una responsabilidad.
Al primero que se revisó fue al conservador y se investigó si tenía todos los papeles al día; luego se hizo lo propio con el responsable técnico, el administrador del consorcio y finalmente el consorcio mismo. El juicio penal no condenó a nadie por este accidente, ya que se interpretó que no hubo dolo, ni intención de matar.
Finalizada la etapa penal, le siguió la civil con los daños y perjuicios, donde se fijó la indemnización por la muerte de la bebé y el daño moral. El reclamo fue por 40 millones de pesos que el administrador y el consorcio no podían pagar por carecer de esa suma de dinero. Todos apuntaron al conservador. En este punto se ve lo importante que es dejar todo aclarado en el Libro Digital para luego poder deslindar responsabilidades. Si el conservador no avisa en dicho libro, se hace responsable por lo que sucede, y lo mismo le cabe al representante técnico.
Hoy día sigue el juicio. Pero a esto se agregó un reclamo municipal por incumplimiento de normas locales y se aplicaron multas al consorcio y a la empresa conservadora. Se ha actualizado la indemnización que ahora asciende a 60 millones de pesos. En lo civil sí existe un seguro de responsabilidad civil profesional no solamente para la empresa conservadora, sino también para el consorcio y el administrador del consorcio. Y ahí es donde se integran los tres. Cada una de las partes tenía una empresa aseguradora importante, por lo cual el juez decidió que las tres compañías pagaran la suma correspondiente fijada y que luego repitieran el juicio para ver a quién efectivamente le correspondía pagar. En CABA es obligación asegurarse por un monto mínimo fijado por la autoridad gubernamental que corresponde a 350 mil unidades fijas equivalentes cada una a medio litro de nafta Premium. Esa es la base de un seguro standard y a partir de allí se puede incrementar el monto asegurado. En 2019, no estaba vigente el tema de la unidad fija y la empresa conservadora se había asegurado solamente en 350 mil pesos. Los administradores al matricularse tienen que presentar una declaración jurada patrimonial o, presentar a cambio una póliza de responsabilidad civil profesional que no tiene un monto mínimo obligatorio. En ese momento el administrador se había asegurado en 500 mil pesos. El Consorcio tenía el seguro integral del consorcio de responsabilidad civil de 300 mil pesos. Entre los tres no totalizaban el millón de pesos. Les faltaban 39 millones para la indemnización.
Este caso fue muy particular. El juez al ver que ni la empresa conservadora ni el consorcio iban a poder indemnizar a los afligidos padres tomó una decisión que no es usual y obligó a las aseguradoras a pagar.
Vemos entonces que es importante evaluar qué exposición tiene un consorcio y luego asegurarse de que la parte civil esté cubierta, ya que la penal no tiene seguro.
Un seguro tiene un costo del 1% al año de la cifra que cubre. Si se hubieran asegurado por 40 millones, tendrían que haber pagado 400.000 pesos al año. La incidencia real de la póliza del consorcio en los gastos de expensas es del 3 al 5%. En Argentina no se tiene la costumbre de asegurar las propiedades. Este caso muestra cuán necesario es un buen seguro de responsabilidad civil profesional.
La importancia de calcular bien los costos
Un panel conformado por Jorge Yip, presidente de la Cámara de Ascensores de la Plata; Juan Carlos Leis, ex presidente de CAA y ex presidente de FACARA; Guillermo López, presidente de CECAF y el Ing. Norberto Rinaldi, consultor y ex funcionario de la antigua Municipalidad de Buenos Aires, se enfocó en un trabajo sobre costos de abono y mantenimiento que analizó FACARA basándose en un estudio previo realizado por la CAA.
Jorge Yip, sostuvo que desde la Federación están notando que los costos de mantenimiento no se están calculando como corresponde, que están distorsionados con respecto a la realidad. Hay muchos costos intangibles que no se ven y no se calculan. Por eso la Federación decidió hacer un estudio de costos real. (Ver al final de la nota).
Una empresa rentable necesita atender un promedio de 200 máquinas y para esa cantidad se necesitan ocho empleados, y materiales para realizar el mantenimiento. Al cotejar los valores en una planilla se observó que no coincidían los precios con la realidad. Se volvieron a evaluar bien los costos y los valores para que la empresa fuera rentable. De este ejercicio resultó que la rentabilidad era tres veces menor que el costo: Rentabilidad del 18% con un costo del 66%.
En la planilla figuran costos indirectos y directos:
Costos directos: Salarios, representante técnico, reclamos, engrase, viáticos, materiales que se agregan al mantenimiento, técnico de seguridad e higiene, el combustible de los vehículos. Electricidad, gas, agua, seguros de responsabilidad civil, gastos bancarios.
Costos indirectos: 2 personas en administración que facturan, presupuestos, liquidación de salarios, hacen las compras.
Se agregó el sueldo del titular de la empresa, que muchas veces no se incluye, y es un costo más.
Sólo con engrase y reclamos, los costos ascienden a 16.000 pesos para el abono, ¿se puede cubrir todo con un abono promedio de 15.000 pesos que se cobra hoy día?
Con estos valores no podremos subsistir, fue la afirmación generalizada.
Para lograr cobrar lo que se debe es muy importante la participación activa de los administradores de consorcios que, en general tienen una formación muy escasa en su especialidad y sólo pretenden congraciarse con los miembros del consorcio, sin comprender tampoco como son las cuestiones de una empresa conservadora y un ascensor. La responsabilidad del estado del ascensor cae muchas veces en las medidas que toma el administrador cuando elige una mala empresa de conservación o escatima dinero para los arreglos necesarios. En estos tiempos hay muchos administradores intentando lograr la tecnicatura para luego poder colegiarse y profesionalizarse, lo cual redundaría en un mantenimiento bueno y bien pago.
El estudio concienzudo de la planilla dio como resultado final que el abono no podía bajar de 60.000 pesos por ascensor. Para los propietarios representaría una suma de 4.000 pesos por mes, en un edificio de 20 unidades Como él dijo, equivale hoy al precio de un kilo de asado. Además el servicio se factura y se cobra a los 30 días, y eso empeora aún más las cosas.
El 85% de las empresas, coincidieron en el panel, no tienen idea de cómo se llega a los costos, pasan un presupuesto comparando lo que gastan otros colegas, pero no lo hacen analizando su propia estructura.
Un problema que por ahora no tiene solución
Son muchas las variables que se barajan a la hora de entender por qué los empresarios de la conservación y el mantenimiento no logran mantener el equilibrio financiero de sus empresas.
Hay quienes reclaman mayor presencia del Estado para presionar a las empresas que cobran precio vil pero no cumplen con sus obligaciones, y dificultan el accionar de las buenas empresas que no pueden cumplir con un mantenimiento óptimo y cobrar lo que corresponde debido a esa mala competencia.
Hay quienes por el contrario sostienen que el éxito o fracaso de la empresa tiene mucho que ver con el enfoque que se le da al negocio, con la forma de estimar el propio trabajo y su verdadero valor.
“La seguridad no tiene precio… hasta que le mandás el presupuesto”, comenta el Profesor Eduardo Padulo. Él, que ha peritado ascensores en tantos siniestros, sabe muy bien los peligros que representa un mantenimiento mal hecho. En el año 97,98, cobrábamos 180 dólares, ¿quién nos obligó a que bajáramos el precio?, se pregunta. Busquemos la manera de que el que cobra barato deje el gremio o haga un estudio de costos y cobre lo que tiene que cobrar, finalizó.
Alguna voz propuso llegar directamente al usuario, al consorcista, no al administrador. El usuario es el menos informado en el tema de ascensores y los riesgos de un mal mantenimiento.
El Ing. Leis propuso abrochar el formulario 931 de la Afip con la factura, donde salta la información sobre la cantidad de personal que tiene la empresa.
Se ha dado el caso de empresas conservadoras que sacan el seguro de responsabilidad civil, presentan toda la documentación para obtener el permiso de conservador anual, y a la semana siguiente dan de baja la póliza. Entonces es muy importante reclamarle al empresario el seguro de responsabilidad civil y qué monto cubre.
En definitiva sostuvo Leis, hay que pedir el formulario 931, la ART y la Póliza de Seguro. Y veremos cuántos quedan.
Se sugirió que se unieran conservadores y cámaras de administradores para peticionar frente a la autoridad competente para que haya mayor control y lograr que las empresas estén debidamente matriculadas, con sus empleados; se quieren lograr más inspecciones periódicas y que éstas se realicen por sorteo, que a cada empresa le inspeccionan entre 3 y 5 máquinas al azar, eso hace que se tome el tema en serio. Y que se trabaje en conjunto con un trípode constituido por las Cámaras de Ascensores, las de Administradores y la Autoridad Municipal de Contralor.
Florencia Stangaferro, de Rosario, propuso que FACARA reúna la documentación para poder presentarla en reuniones con administradores, empresas de seguros y funcionarios municipales para que en todo el país y en todas las cámaras se comparta la misma documentación y así poder bajar la misma línea en forma organizada y completa, respetando las características de cada región. Sugirió acudir a las carreras de arquitectura, a las escuelas de administración de consorcios, para difundir la información sobre ascensores. “Es hora de actuar, de comprometerse, de poner una piedra fundamental y formar una Comisión de Trabajo a nivel nacional, en cada región pero siempre manteniendo ciertos criterios homogéneos”.
Finalmente a las 19 horas del sábado,el Ing. Espoille dio por finalizado el Congreso. Agradeció el esfuerzo realizado por la Cámara de La Plata, sin cuyo apoyo y arduo trabajo hubiera sido imposible realizarlo. Propuso que, de ahora en más, se repita el evento todos los años.
Seguramente el año que viene escucharemos otras cosas, un cambio es necesario, y estamos en tiempo de cambios.